No hay nada más esencial para el progreso de la humanidad que el movimiento. Hoy en día, todos somos parte de una economía global en movimiento, de un fluir dinámico de personas, productos, sistemas y relaciones.
Esta economía en movimiento es cada vez más poderosa y avanza de manera imparable. Sus motores son la tecnología, las necesidades del consumidor y las normativas gubernamentales. En ella se basan fabricantes, distribuidores y minoristas de todo el mundo para modelar y reconfigurar sus estrategias.